Esta estrategia requiere de estudio, de un análisis emocional del
cliente potencial mas allá de una oferta o de las cualidades de lo que
se pretende vender. La efectividad de una fotografía corporativa o de
una campaña audiovisual concreta es muy difícil de medir, pero una idea o
un mensaje en un lenguaje audiovisual que consiga emocionar tiene una
potencia incuestionable.